Cuando no apetece cocinar, no apetece. Y cuando el cuerpo pide caprichazo… pues eso, de vez en cuando hay que dárselo. Al menos eso hago yo que soy obediente y me doy a estos bollos con dulce o salado, verdadero capricho para cenar.
Tengo debilidad por los bollos de mantequilla y eso que no soy de Bilbao. Eso sí, en cuanto pongo un pie en Bizkaia, busco la pastelería donde los borden.
Aunque para hacer buenos bollos de leche o de mantequilla no hay que nacer en sitio concreto. Estos de mi receta de hoy son de Madrid, del Obrador San Francisco. Y los he preparado así:
Bollos del Cantábrico (mi capricho para cenar):
Para 1 persona, o sea para mí:
2 bollos de mantequilla
Un buen taco de bonito del norte en salsa catalana (o una lata de bonito del norte en escabeche de 120 g)
4 guindillas
1 cebolleta pequeña
Mayonesa
Pues no creo que haga falta explicación pero bueno: Que si haces la mayonesa, mucho mejor. Pero si la noche es vaga, vaga, ábrete una buena. A mí no me resulta nada fastidioso prepararla pero no está de más tener en la despensa algún porsiacaso (mira bien la etiqueta antes de escoger la mayonesa comprada y si encuentras una natural, con aceite de oliva virgen extra y sin azúcar, a por ella).
El caso es que todo en esta «receta» tiene que ser de primerísima calidad. Bollos caseros que guardas en el congelador o los de la mejor pastelería de tu localidad; Yo los traje de Madrid y guardé parte congelados. Esta noche los he metido en la plancha hasta tostarlos un poco. Luego, las guindillas de primera que he picado al igual que la cebolleta (a mí me gusta abundante). Y, por fin, la mejor lata de bonito que puedas tener en tu despensa, o sea, bonito del norte de campaña pescado uno a uno y elaborado en fresco… Olasagasti (porque te sabes la etiqueta de memoria y sabes que no puede haber mejor calidad, mimo y consciencia en una lata).
Puede ser una latita de bonito del norte en escabeche o un taco de la grandiosa pandereta del bonito en salsa catalana (mi producto favorito del catálogo) que tengas abierta en la nevera o quieras abrirte para la ocasión. ¿No se titula esto «capricho»? Pues que sea a lo grande.
Mezcla en un bol bonito, mayonesa, guindillas y cebolleta. Abre los dos bollos con delicadeza y un buen cuchillo. Pon una buena cantidad en las dos bases. Ciérralas con las tapas abombadas, éstas llevan sésamo. Hazte con una servilleta grande. Siéntate sonriendo. Abre mucho la boca y da un buen bocado mientras derramas al unísono lágrimas y chorretones de la mezcla que caen por los lados de los bollos entre tus dedos. Sigue llorando, sigue riendo.
Bollos dulces para recetas saladas.
A estas alturas de la vida ya no te sorprenden porque los has visto en los mejores garitos de tu ciudad. Pequeñitos, medias lunas o bollazos rellenos de lechuga, huevo y mahonesa, roast beef, anchoas con mantequilla, embutidos…. Esa mezcla dulce-salada es arrebatadora. Y en el Cantábrico nos las gastamos así, con este capricho para cenar más de vez en cuando de lo que me atrevo a confesar.
Abre mucho la boca y da un buen bocado mientras derramas al unísono lágrimas y chorretones de la mezcla que caen por los lados de los bollos entre tus dedos.
Mañana tomaré otros dos para desayunar, esta vez con mermelada de naranja y un té para acompañar. Menos mal que no vivo en Bilbao ni tengo junto al portal una buena pastelería o un gran panadero como vecino.
Salud … y caprichos, leñe. Que bastante amargura corre hoy por nuestras calles.
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