Es la chica de mis sueños. Inteligente, simpática, divertida, curiosa… pero mi novia es vegana y mi plato favorito es el txuletón.
A ella no le importa que los demás comamos animales pero no soporta las carnes rojas en casa. Y como ahora vivimos juntos y me sigue pareciendo maravillosa, casi perfecta -no olvidemos que no come chuletas- tengo que aderezar sus platos (ella es la cocinera y he de admitir que lo hace realmente bien) con disimuladas tiras de pollo, cerdo, huevos o pescado que debo tener preparado yo previamente. Y que sea lo más blanco posible.
Aquí me tenéis, disfrutando de las mil y una verduras -si mi madre levantara la cabeza!- con todo tipo de cereales y frutos. El ir juntos a una carnicería sería traumático para ella y ya casi lo es para mí. Pero por fin he encontrado una práctica solución: el pescado azul y los moluscos en conserva.
Ella es la dueña de los fogones y yo de la despensa. El pacto ha sido satisfactorio. Ella me deleita con recetas veganas de ensueño y yo las complemento con atún, sardinas, caballa, mejillones o bonito del norte. «Proteína de alto valor biológico, vitaminas, minerales y Omega 3», le explico yo; Pero ella eleva la vista al cielo como diciendo «pamplinas prescindibles»; Sin embargo no dice nada porque es muy respetuosa con todo en general. Debe pensar que yo también soy maravilloso.
Se puede decir que formamos un buen tandem como creadores de recetas «Mi novia es vegana»:
Para los dos comensales:
220 gr de pasta al curry
medio calabacín blanco
1 zanahoria
1 cebolla roja
1 ajo
pimienta negra
aceite de oliva virgen extra
Para el comensal no vegano: 1 lata de Bonito del Norte de 120 g
Picamos las verduras y las salteamos en la sartén con un par de cucharadas de aceite y el ajo. Cuando estén al dente incorporamos la pasta recién escurrida y damos al conjunto un par de vueltas en el fuego. Salpimentamos y servimos en cuencos. (Mi novia dice que si son de diseño, mejor). Cuando ella se da la vuelta, añado rápidamente mi latita de Bonito del Norte. Listo. Y todos contentos.
De esta forma en nuestro hogar ahora coexisten dos dietas muy parecidas, pero una es vegana y la otra, no. Desde luego, yo me quedo con la mía y tengo que decir que en la mesa mi novia no escudriña nunca mi plato, solamente me mira a los ojos. Si esto no es un final feliz…
Si te ha gustado la receta, los cuencos o mi novia, compártelo!
Enamorado de una vegana
2 Comments
Qué buena pinta todo! Leerlo me ha abierto el apetito. Voy a hacerme la tista de revuelto ahora mismo, antes de ir a nadar…. Hummm
Pues no dudes en contarnos qué tal, Chuneta. Muchas gracias, por participar por aquí 🙂