Si nos toca reunirnos más en casa, bienvenidos sean los seres queridos y los buenos productos. Ahora que la huerta nos ofrece hortalizas súper sabrosas y fruta refrescante, Olasagasti en verano se antoja veraniegamente riquísima.
Cada uno tiene cerca los productos locales que sean. Con lo que tengas estoy segura de que tu Olasagasti en verano será único y genuino. También cuando en vacaciones nos movemos a distintos territorios, donde cambiamos de paisaje, de costumbres, de aires… y de ingredientes. Me encanta explorar y descubrir aceites y quesos nuevos, el pan del lugar, arrancar una ciruela del árbol o componer una ensalada con lo encontrado en el mercado esa mañana. Las hierbas aromáticas, el vino, la siesta, un decorado distinto al otro lado de la ventana de la cocina.
Y todo, todo lo que mezcles sabe bien.
Olasagasti en familia
La familia pueden componerla tu perro y tú. Tu soledad buscada, tus familiares, tus amigos o compañeros de aficiones. Con quien te encuentres mejor y te apetezca descansar unos días de tu vida cotidiana, tu nueva realidad o como la quieras llamar. Lo que tengo claro es que para mí significa desconectar de las noticias, de trabajo y del estrés, y conectar conmigo y con la naturaleza. Y con los míos. Que con esta marcha que llevamos al final nos cruzamos por la casa, nos lanzamos una sonrisa, ¿qué hay para comer?, ¿hasta qué hora me dejas?, ¿me recomiendas un libro?, el bañador se ha desteñido…, y a veces no coincidimos ni a la hora de desayunar durante días.
Conseguir agrupar a los tuyos y salir de casa es ya de por sí una aventura por el cambio de horarios, de ritmo y de planes juntos. Todo un reto, también. Y ¿no te pasa que cuando hay ricas viandas en la mesa, el ambiente se vuelve relajado, amable, risueño y alrededor de una buena comida o cena se forman lazos, conversaciones especiales, momentos únicos?
Pues ¡cuídalos, concho! Que no pueda la pereza o dejadez. Hay que salir a comer fuera, claro que sí, conocer nuevos locales, rincones y gastronomía. Pero combinándolo con compras en las tiendas del lugar, tareas compartidas -pelar las zanahorias, trocear los tomates, cortar el pan y el queso, abrir unas conservas-.
Platos para disfrutar Olasagasti en verano.
Yo no viajo sin mis conservas. Vaya a donde vaya cargo la maleta con latas de colores y compongo mis platos con lo que encuentre allá donde aterrice con mis delicias del Cantábrico. Además, me sirven para llevar un detalle-regalo cuando me hace falta o cuando recibo en mi casa provisional.
Así puedo abrir una ventresca de atún rojo del Cantábrico y hacer esta ensalada:
Mesas campestres en plan bufet, trozos de bonito del norte en escabeche. Con lo que te apetezca. Largas sobremesas, siesta en hamaca…
Picoteo #OlasagastiWay y quedas con las visitas como el mejor anfitrión. Filetes de anchoa del Cantábrico para decorar la ensaladilla rusa. Imaginación, buen pan, vajilla bonita…
Las delicias Olasagasti que te alegran la cocina, las recetas, los aperitivos… Las salsas italianas para las pastas, arroces y ensaladas, los pimientos rellenos de atún ya listos para degustar, la crema del Cantábrico -un paté natural y saludable a base de atún y anchoas-, la pasta de anchoas para sofritos o bocadillos… Si los pruebas, no podrás prescindir de ellos.
En el bolsillo lateral de mi mochila nunca falta un Abrir y Zampar o una simple lata de atún claro que sabe a gloria bendita después de una buena caminata.
¿Te sueles llevar comida de tu tierra en tus viajes? ¿Metes conservas o embutido en la maleta de tu hijo? ¿Escondes habitualmente alguna lata en el maletero para los porsiacasos? ¿Regalas delicias en verano? Detalles que unen, reconfortan y dan sabor a los días de playa, montaña, ciudad o aldea.
¡Feliz agosto!
¿no te pasa que cuando hay ricas viandas en la mesa, el ambiente se vuelve relajado, amable, risueño y alrededor de una buena comida o cena se forman lazos, conversaciones especiales, momentos únicos?
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