Rakel Mateo es una «vieja amiga» de Conservas Olasagasti. Seguimos sus andanzas desde hace unos cuantos años, lloramos y nos alegramos con sus logros, caídas y hazañas personales. Es un ejemplo para nosotros de voluntad, motivación y valentía. Por eso la invitamos a dar una charla en la fábrica para todos los que trabajamos en ella.
Visita de Rakel Mateo a Conservas Olasagasti.
A Rakel le entusiasmó ver de primera mano cómo se elaboran las conservas que ella disfruta en casa y que la apoyan en sus competiciones. Con una curiosidad genuina preguntaba en las diferentes fases de producción por detalles que le llamaban la atención, ganándose enseguida a todo el personal.
Desde la recepción del pescado, su limpieza y corte a mano, la rapidez y maestría de las manos de los operarios… hasta la fase más mecánica de dosificación, etiquetado, cierre y sellado de latas… Para pasar de nuevo a la limpieza manual de las mismas, la colocación de los sellos a mano, la comprobación atenta de los trabajadores en cada salida de una máquina… Una cadena donde cada pieza es fundamental.
Fue la invitada más especial del montacargas y la que despertó más sonrisas y miradas de admiración en bastante tiempo. Sin minusvalorar la vida de cada uno de nosotros, nuestros retos, nuestras pequeñas y grandes batallas vitales -porque todas son importantes-, ella compartió como pocos sus sombras, su desesperanza, su enfermedad, su accidente y sus derrotas hasta arrancarnos las lágrimas.
Voluntad, motivación y valentía de Rakel.
También risas y carcajadas con anécdotas -qué importante es el humor con uno mismo- y de nuevo lágrimas de emoción por momentos bellos e intensísimos a lo largo de estos años que la vida le ha regalado en su trabajo en Lantegi Batuak, en el deporte y a nivel familiar.
A mí me emocionó especialmente este último: No es fácil muchas veces acompañar a un ser querido en el dolor, en la enfermedad mental, en la depresión. Y agradecer que estén ahí, que te apoyen y confíen en ti y te quieran «como saben, como pueden», y comprender su dolor y frustración, es de elevado nivel humano. Grande, Rakel.
Todas las Rakeles. El pozo oscuro.
Rakel sufrió anorexia en su adolescencia y primera juventud. La gran pesadilla tanto por la enfermedad en sí como por la incomprensión general que la rodea. El juicio y diagnóstico rápido que ejerce la sociedad sobre el trastorno alimenticio no hace sino ahondar más en la desesperación y agujero negro de los que lo sufren, que son cada vez más. En España, una de cada 20 mujeres entre 12 y 21 años sufren un trastorno de la conducta alimentaria. Y hay cada vez más varones que caen en la anorexia, con un repunte espectacular en los últimos dos años. Yo añado, que eso de los 21 años… en fin. Los trastornos en mayor o menor medida nos afectan a la mayoría a lo largo de nuestra vida. Lo que ocurre es que están maquillados y demonizados a partes iguales.
Cierto es que la cultura y presión social son tremendas -más ahora con el apoyo masivo de las redes sociales- y, claramente, afecta a la franja de edad más vulnerable: los jóvenes, normalmente los autoexigentes que buscan perfeccionismo y control obsesivo en sus vidas.
Sin embargo, detrás de cualquier enfermedad de este tipo hay mucho más de fondo ya que el peso es normalmente un síntoma -no la enfermedad en sí- y la sociedad, que corre como pollo sin cabeza y deja atrás los que no van a la misma velocidad, no tiene tiempo ni ganas (ni muchas veces herramientas) para comprender, empatizar y ayudar a tantas y tantas personas que se van haciendo invisibles. Es necesario un profundo trabajo psicológico y apoyo familiar.
Todas las Rakeles. La esperanza y la alegría de vivir.
Esa etapa quedó atrás -aunque, como Rakel bien sabe, nunca hay que bajar la guardia- con ayuda profesional y su voluntad férrea. Sus padres no pueden estar más orgullosos de ella, tienen una hija que vale oro y que les entrega toneladas de amor y cuidado. Que lo sé yo, por cómo habla de ellos y la delicadeza en su relación.
Y cuando ya sale de la pesadilla y parece tener una «vida normal» por delante, un accidente laboral le dejó la pierna casi inservible. Lejos de amilanarse hizo que la circunstancia provocara un giro radical a su vida. Me asombra su sinceridad y apertura cuando reconoce que en realidad llevaba una vida anodina, sin rumbo ni sentido. Y que el accidente se lo dio.
El deporte profesional, el triatlón. y las paralimpiadas, llegaron casi por casualidad, un paso le llevó a otro. Lo puedes leer en otros artículos. Lo importante de esta historia es cómo salió adelante: su fortaleza, optimismo y tesón consiguieron que viera el accidente como una oportunidad para llevar una vida de lucha e ilusión muy diferente a la que había llevado hasta entonces en la que se dejaba llevar de forma poco consciente, como una zombie, reconociendo que ese brutal incidente haya supuesto una bendición.
De una tristeza absoluta a una alegría, ganas de vivir y de luchar asombrosas. Todo ello dejando por el camino momentos más y menos felices -como todo el mundo-; En cualquier caso, un camino por el que pisar (pedalear, nadar) con paso firme.
Y de nuevo, otro revés. O no.
El último batacazo que sufrió fue a principios de este año cuando le comunicaron que debían amputarle la pierna. Toda la preparación de los últimos años dejaba de «servirle» para los inminentes JJOO de Japón para los que con tanto esfuerzo (pandemia en medio) había logrado clasificarse. Le auguraron una lenta y pesada recuperación y el peligro de no poder participar en los campeonatos de este año.
Ella lo tenía claro: debía pasar por quirófano. Los dolores de su pierna eran ya insufribles. Necesitaba una fuerte medicación y los entrenamientos diarios, incluso su día a día, se estaban volviendo muy pesados, inviables. Había que operarse lo antes posible.
Se mentalizó en decir adiós a los Juegos Paralímpicos en un principio. Sin emabrgo… ¿por qué no intentarlo? Esta frase tan sencilla es un mantra para Rakel. Nos la repitió en diferentes ocasiones, en las distintas trabas que la vida le ha plantado en su camino. «¿Por qué no? Yo lo intento y si no lo logro, lo he intentado al menos».
¿Por qué no?
Así, cambiando el tipo de entrenamiento (sin el peso de una pierna el equilibrio, la fuerza, la estabilidad… todo es diferente) y poniéndose las pilas como la pedazo persona y deportista que es, llegó a Tokio contra todo pronóstico. Tuvo una recuperación envidiable, deshaciéndose de la medicación antes de lo previsto, se fue habituando a su pierna ortopédica como pudo y logró acabar la prueba. ¡Toda una hazaña!
Los médicos, asombrados y felices de su logro a partes iguales, le recomendaron reposo el resto del año. Ella misma necesitaba urgentemente descansar física y mentalmente. Aunque los Juegos le han regalado unos momentos súper especiales con encuentros con personas que han marcado su vida (como un holandés que le regaló su bicicleta de carreras después de los Juegos de Río de Janeiro en 2016 de forma anónima y altruista, al que por fin conoció… ¡en Tokio en 2021! Es que tiene cienmil anécdotas preciosas) estaba agotada.
Y de pronto, las nuevas fechas del Europeo y del Mundial (de nuevo gajes pandémicos): este mismo año, septiembre y noviembre. ¡Socorro! Y tras meditarlo no demasiado tiempo se dijo: ¿Por qué no? «Yo lo intento, no me viene muy bien, pero son competiciones importantes que puntúan y necesito esos puntos». En septiembre se hizo con el bronce en Valencia. Esta es Rakel.
Todos los trabajadores de Conservas Dentici aguantábamos la respiración. Rakel saltaba de una adolescencia durísima, en soledad, a un accidente tremendo y una incapacidad física permantente. De una tristeza absoluta a una alegría, ganas de vivir y de luchar asombrosas. Todo ello dejando por el camino momentos más y menos felices -como todo el mundo-; En cualquier caso, un camino por el que pisar (pedalear, nadar) con paso firme.
La vida.
Y a cada uno le revuleve de una manera diferente. Nos hace pensar, revivir, reflexionar, reír y llorar. Así fue aquella mañana en la fábrica, saltando del bonito del norte a esta bonita mujer valiente que nos dejó una lección de superación que seguramente no caerá en saco roto.
Queríamos compartirlo contigo porque conocer a Rakel merece la pena. Porque seguir las proezas de deportistas con alguna discapacidad es increíble. Y porque su experiencia puede animar a otras personas en la superación de etapas difíciles de la vida.
Y a ti ¿qué emoción te ha provocado?
Hoy Rakel se encuentra en Abu Dhabi preparándose para participar en el mundial de triatloón. Te mandamos desde la fábrica toda la suerte, felicidad y aplausos posibles.
* Imágenes de Itziar Alberdi y Marta Olass de #OlasagastiTeam. Y JCDfotografía.
No Comments