Esto de vivir tan cerca de la frontera permite a uno cruzarla cada dos por tres para disfrutar de los encantos del vecino: aunque estemos tan próximos y compartamos mar y montañas e, incluso, una de nuestras lenguas -el euskera- existen diferencias claras en la gastronomía, la arquitectura, las costumbres, el alma de las localidades, la política, la educación, la sanidad, etc. Evidentemente estoy hablando del País Vasco-Francés desde Gipuzkoa pero realmente me fascinan los territorios fronterizos con esa amalgama de sabores e idiosincrasias que se confunden o se distinguen hasta rozar a veces el «enfrentamiento». Ese «ah, mira qué alto habla aquel, tenía que ser gabacho» o «regarde celui-là, il ne peut être qu´espagnol! En Espagne vous n´avez pas de permis de conduire?«. Pero en general la relación es cordial y, diría yo, ha mejorado en las últimas décadas. No me gusta hablar de rasgos que nos acerquen o nos separen, sino de los que nos diferencian y podemos compartir; Y en eso estamos de acuerdo a ambos lados: nos chifla cruzar Hendaya.
Cierto es que compartimos muchos elementos fundamentalmente de la cultura basque como es el caso de sus frontones -que cuidan con esmero- donde se juega a pelota y a cesta punta; La lengua vasca se estudia cada vez más en sus escuelas y los carteles y señales son bilingües; O los mercados de cada pueblo donde se aprecian lauburus, mantelería, instrumentos, mezclados con alimentos y profesiones, que coinciden en ambas partes de la muga: los pastores y sus quesos de oveja (brebis), la leche y los derivados de la cabra (chèvre) por cuyo fromage enloquezco, el famoso gâteau basque (pastel vasco), le caillé ou mamia (cuajada) o le cidre sec (la sidra).
Nos encontramos obviamente con idéntico pescado cantábrico que ellos suelen preparar a l´espagnole en sus elaboraciones más esmeradas porque hay que reconocer que lo preparamos nosotros mejor (oh la là, ya lo he dicho) y allí han tenido que ponerse las pilas porque el turista francés siempre ha pasado mucho a Irún, San Sebastián, Fuenterrabía, Bilbao… a deleitarse con nuestra cocina. Y que no se enfade nadie, que nosotros también imitamos con mejor o peor atino lo característico de la gastronomía gala. Cada uno tiene sus especialidades y por qué no vamos a intercambiarlas.
Olas y surf en Biarritz |
Este carácter tan vasco-francés combina muy bien con el aire cosmopolita de estas localidades costeras, con Biarritz a la cabeza, y prueba de ello es el turismo multicolor y -para qué negarlo- de bastante nivel que recibe cada verano. El surf también atrae multitudes extendiéndose por todo el Cantábrico y es este deporte el que durante todo el año mantiene vivos los pueblos pequeños junto al mar.
Si te gusta la tranquilidad, las localidades del interior ofrecen una belleza y una paz sin igual, con planes familiares tranquilos y fronterizos también, cruzando a Navarra y descubriendo otros pueblos maravillosos de los valles de Ultzama o Baztán de los que ya contaré otro día. Yo te iba a hablar de un par de locales que me han conquistado recientemente y «je vais plus loin!», o sea, ya me estoy yendo por los cerros de Úbeda. Empiezo en las playas de Bidart y puedo acabar en Rodalquilar hablando de submarinismo.
Volvemos al comer que es lo que nos gusta al visitar este blog. Personalmente he notado una sensible evolución en la cocina francesa «de aquí al lado» en lo que a pescado se refiere. Nada que objetar a cómo tratan la carne, los postres y la comida exótica, que en ese país está tan asentada. Por eso siempre he solicitado platos con especias, atunes del cantábrico maridados de esa forma especial -con curry, por ejemplo-, sus típicas moules (mejillones), la chuleta de esas vacas que pastan en los verdes prados de sus fermes (caseríos) con les frites maison (patatas fritas de sartén como dios manda), le canard, les huîtres y su repostería. Pero, insisto, ahora empiezan a bordar otros platos para nuestro deleite.
Pescadería en el Mercado de Biarritz |
Y es que es lo único que les faltaba porque si en algo nos ganan por goleada es en el encanto que dan a sus locales. No importa si es con les pieds dans l´eau (rozando el mar) o en el interior: escogen rincones entrañables y los saben adornar con sencillez dándoles una atmósfera acogedora a veces con cuatro boyas pintadas y sillas descascarilladas de colores en torno a mesas de diferentes orígenes. Eso para mí suplía cualquier excelencia y me hacía disfrutar de una jornada como si fuera una auténtica vacación, después de un baño en alguna de sus semi-salvajes playas o un inolvidable paseo de esos costeros bien señalizados (y que tan bien conocen las hermanas Sisters in the City) que existen junto al mar uniendo pueblos y ciudades.
Caminos que bordean la costa |
Anochecer en Harotzen Costa |
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Terraza de la Ferme Ostalapia |
Terraza del Heteroclito desde el mirador. |
Luego están esos locales chic en las cercanías de Biarritz donde pasar las veladas más cool entre parisinos y otros europeos del norte con ganas de desinhibirse y pasarlo bien mojito en mano entre hamacas de madera mirando el océano y bajo blancas lonas de barco.
Le Blue Cargo se desliza por la colina del Golf Ilbarritz hasta el mar |
Ça va sans dire que entre St Jean de Luz y Biarritz he comido, cenado o tomado simplemente une bière o un vin en muchos de sus bares y restaurantes. Algunos, como os decía, merecen la pena ya sólo por su situación o su original decoración. Pero en otros, además, tienes un trato amable y cercano con una carta estupenda a unos precios que empiezan a parecerse a los españoles y a no excederse como antaño para nuestras ajustadas carteras. De entre todos me apetece hablarte de un par de restaurantes a los que he acudido varias veces este verano: Etxean en Bidart y Harotzen Costa en Guéthary (nota 2015: Desafortunadamente, estos dos restaurantes ya no existen) . Sin menospreciar, por favor, La Cucaracha, Heteroclito, Le Madrid, la Ferme Ostalapia, Les Frères Ibaroboure o Briketenia (entre otros y ciñéndome a los dos municipios del título) de verdad imprescindibles.
Los restaurantes del diminuto puerto de Guéthary habrán cambiado de gestión unas cuantas veces. Mi favorito es el Harotzen Costa (Nota 2015: era, porque ya cerraron. Sin embargo, abran lo que abran en ese mágico lugar, merecerá la pena por ver el atardecer). Nunca como hasta ahora habíamos comido tan bien. El trato es correcto y siempre hay mucha gente en ambos turnos así que hay que reservar. Lo mejor, sus vistas, su tranquilidad y sus plats du jour. Saben hacer, y muy bien, el atún rojo y el Bonito del Norte recién traído de St. Jean de Luz.
Original presentación de sushi «descompuesto» del Harotzen Costa |
Mi último descubriento fue la Etxea (casa) de Pascal et Nadine, un matrimonio de Biarritz que ha abierto su pequeño restaurant en la Place de la Mairie, con una mini (muy mini) terraza con dos mesas más dos barriles con taburetes y un interior también reducido más apetecible en noches de otoño-invierno. Entre las entradas me quedo con las navajas a la plancha y entre sus segundos la carne en todas sus variantes es una buenísima opción. Imperdible, la Crème Brûlée maison. (ACTUALIZACIÓN): En 2015 abrieron en este espacio el restaurante L´antre, el restaurante de la zona que no te puedes perder. Caímos rendidos a los pies de Luke Dolphin tras probar -varias veces- los menús que elaboran a base de ingredientes de la zona en unas recetas innovadoras que respetan la materia prima y que combinan sabiamente con productos hechos en casa, como la carne de los alrededores aderezada con hierbas que ellos recolectan y gnocchi de queso local.
En fin, que me he extendido mucho más de lo que había querido e imaginado pero es que mi amor por esa tierra es desbocado. Sus playas, su ambiente durante todo el año un tanto hippy-deportista, sus casitas, sus colinas y sus gentes son mi pasión. La semana que viene más paisajes y menos glotonería 😉
J´adore la Côte Basque!
Conoces ya esta zona? Te apetece recomendarnos algo? Estaré encantada de intercambiar información contigo!
9 Comments
Preciosas las fotos!! Ganas de ir!!! 🙂
Gracias. Te animo a hacerlo!
Dan ganas de ir y de quedarse a vivir allí. Esos paisajes, esos quesos, esas playas….
Lorentzero.
… y tan cerca!
Nos ha encantado este post.. Muchas gracias por la mención..
El harotzen lo conociamos, pero Chez Nadine et Pascal no , por lo que en breve siguiendo tu recomendación visitaremos..
Pasar a la France es como estar de vacaciones..
Muxu haundi bat
Hay un nuevo sitio que no podéis dejar de ir. Donde antes estaba el Etchean (calle principal de Bidart) ahora se encuentra L´Antre. Una especie de Gerald´s en el País Vasco francés. Una maravilla.
Ya me contaréis!
Marta Olass
Totalmente de acuerdo. Buenos paseos, buenas «parada y fonda» 😉
Besos, Sisters.
Qué manera más entrañable de describir una maravillosa zona de Francia. Gracias por todo el calor humano descrito
Gracias por tus palabras, Txema. Me han entrado ganas de volver a leerlo años después. 🙂