Hoy toca post de los serios porque nuestra salud lo es: cuando ésta nos falla lo demás pierde relevancia. La alimentación juega un papel importante; mucho más de lo que algunos quieren creer. Y unos datos y consejos, que son obvios para ciertas personas pero olvidados por la gran mayoría (observando cómo se compra en las tiendas, cómo elige el consumidor y por qué), nos vienen bien a todos.
Tras la interesante conversación con la nutricionista Carolina Rïn, surgen dudas y queda más información en el tintero. Mucha más. Me habéis escrito agradeciendo las pautas que nos da Carolina en el post y Olasagasti a través de este blog y planteáis nuevas preguntas que poco a poco iremos respondiendo.
El equipo, encantado, está a vuestra disposición. Y yo escribo aquí, feliz, transmitiéndote nuestro saber en la materia, la pasión que ponemos en el trabajo diario y el esfuerzo por ofrecerte las mejores conservas en tarro o en lata para tu disfrute.
Como tantas y tantas veces me han preguntado -y siguen haciéndolo- sobre las diferencias entre atún y bonito, lo mismo ocurre con ciertas sentencias erróneas que, por ejemplo, sitúan al atún en conserva en una posición hipercalórica, contraria a las dietas de personas que quieren cuidar su salud o su peso; O como un alimento sabroso pero con muchas menos propiedades beneficiosas para la salud que el pescado fresco. Hay mucho que aclarar. Empezamos por lo más importante:
Nutrientes en lata y en frasco:
Efectivamente, y tal como no nos cansamos de transmitir envasados, los productos de mar son tan nutritivos como recién capturados. Sin embargo, hay que tener en cuenta el modo en que éstos han sido procesados: es fundamental la elaboración artesanal, envasado correcto y la utilización de ingredientes adecuados para mantener todas sus propiedades. No siempre se cumple. Un ejemplo muy común: Un informe de la OCU alerta de que, en algunos casos, el aceite no es 100% de oliva y se rebaja con uno de semillas. El pescado en conserva Olasagasti tiene 100% de aceite de oliva cuando así lo indica su etiqueta. Porque también hay otros preparados: salsa catalana, en escabeche, al natural (cocido, en salmuera) y con menos sal, pensando en las personas hipertensas o en las que por cualquier motivo quieren limitar su consumo. En todos estos casos el pescado se conserva perfectamente.
Sabemos que es un producto muy apreciado y que no falta en las despensas de las familias y es que las latas de conservas se han posicionado como una opción muy socorrida, barata y perfecta para combinar en recetas o para aquéllos que no tienen tiempo o no les gusta cocinar.
Su precio asequible y exquisito sabor (en el caso de las de calidad superior) las sitúan como un producto de primer orden. El informe «Alimentación en España 2008», elaborado por Mercasa, asegura que el atún y el bonito son las especies de pescado que más se consumen en conserva.
Muchos desconocen que su valor nutricional es muy elevado, hasta igualar prácticamente al del pescado fresco. Y que la ingesta de alimentos en conserva, dentro del marco de una alimentación saludable, puede ser una buena alternativa para el consumo de pescado.
Desde el punto de vista nutricional, el alimento conserva la mayor parte de sus propiedades (excepto una pequeña parte de las vitaminas que se pierden durante los tratamientos térmicos, como en cualquier proceso de cocinado). Por lo que resulta un sustituto ideal para los que no compran pescado fresco y un complemento sensacional para ensaladas, tapas, arroces, pastas; Desayunos, almuerzos, comidas, meriendas o cenas. Hay mil ideas y recetas.
El pescado azul en conserva de calidad es salduable.
Atún, bonito del norte, anchoa, sardina… son altamente beneficiosos para la salud. Como decía, hay que tener en cuenta su preparación (aceite de oliva, escabeche…) y debes demandar calidad en las salsas y en el aceite que se utilice (aceite de oliva o girasol). Aunque con aceite el valor calórico del producto aumenta, no hay que despreciar los beneficios que éste supone cuando es de buena calidad y en una dosis adecuada.
De lo contrario, los beneficios pueden volverse en contra del consumidor, como sucede con la composición de otros tipos de aceites vegetales –aceite de coco, de palma- que pueden contribuir a empeorar el perfil lipídico de la persona.
Por ello es clave la elección correcta del producto: conocer el origen del pescado, la manera en que ha sido elaborado (estos dos aspectos determinarán la textura, el sabor y la calidad) y el resto de ingredientes utilizados (que influirá en el resultado final de la conserva y en la salud del consumidor)
Cuando hablamos de sardinas, atún y anchoas es imprescindible mencionar su ingrediente estrella: los omega-3. Según cualquier estudio sanitario avalado, las conservas de pescado conservan todos sus valores nutritivos. Y un dato más, según Sarai Pérez Cidriain, dietista-nutricionista del Instituto de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Navarra (Icaun) «la acción cardiosaludable de los omega-3 se ve potenciada en aquellas que llevan aceite de oliva por su contenido en ácido oleico». Y en el caso del escabechado las propiedades nutricionales del alimento no se modifican. Al estar elaborado a base de vinagre lo único que sucede es que tiene otro sabor.
Además, el atún en conserva es, para muchos, más digestivo que el fresco.
Etiquetado:
Es resumen, las conservas de pescado aúnan un sinfín de beneficios para nuestra salud excepto en la cuestión de la sal, necesaria para la durabilidad de las latas de semi-conserva (aquéllas que deben conservarse en lugar fresco), por lo que habría que elegir una salmuera menos concentrada para las personas que tienen recomendado control de sodio o las que sufren hipertensión arterial o gota, en cuyo caso deberían moderar el consumo de las semi-conservas, como la anchoa.
La conserva de atún o de bonito puede ser elaborado con mayor o menor grado de sal y algunas empresas, como Conservas Olasagasti, han empezado a elaborar gamas de conserva con un grado de sal más bajo. Por eso, insisto, lee atentamente las etiquetas ya que existe en el mercado una gran variedad dentro de la que elegir el formato que más te gusta o más te conviene (por ejemplo, sin sal añadida).
Seamos cautelosos con el etiquetado -en muchos casos engañoso- de cualquier estuche que contenga una lata de verdura, de platos cocinados, de pescado… (hay que leer siempre la letra pequeña). Se dan casos en los que la especie anunciada no coincide con la que viene en el envase, por lo que la recomendación es sin duda acudir a marcas que aseguren la calidad que prometen, guiarse por los certificados y sellos que garanticen la procedencia del producto y el tratamiento correcto del mismo, así como la utilización de ingredientes descritos en la etiqueta.
Una anotación curiosa para muchos: El producto en conserva no es perecedero. Es obligatorio incorporar la fecha de consumo preferente aunque realmente puede ser consumido posteriormente sin ningún problema, siempre que se haya almacenado en buenas condiciones. Sí que es cierto que con el paso de demasiados años el producto podrá perder textura, gusto, color… pero hasta seis años mantiene óptimas sus cualidades. Es más, muchas veces un buen bonito del norte en conserva está mejor un par de años después de enlatado.
Una vez abierta una lata, es aconsejable trasladar el producto que nos sobre a un recipiente de cristal para evitar que se pueda oxidar en la lata y mantenerlo en el frigorífico cubierto de su aceite o salsa.
Conservas en mal estado.
Por último, otro aspecto importante, sobre todo desde el punto de vista de la seguridad alimentaria: ojo con la lata abombada. Lo aconsejado es devolverla al comercio donde la compraste o ponerte en contacto con el productor para advertirle de un posible fallo en el proceso de cierre -que puede tener consecuencias nocivas en el producto y en la salud del consumidor- y pedir la restitución de la misma por otra en buen estado. Yo lo hago con las marcas que me importan y en las que confío.
No sé a ti pero a mí el tema me parece interesantísimo y la información, fundamental. He intentado no extenderme demasiado. Espero que te haya aportado algo. No dudes en expresar tus dudas o tus sugerencias. Feliz semana!
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